viernes, 21 de noviembre de 2008

Nuestros hijos.....




Nuestros hijos no son nuestros hijos,
son los hijos y las hijas de los anhelos que la vida
tiene de si misma.

Son los hijos de nuestro amor de padres,
viven a través de nosotros,
pero no de nosotros.

Y aunque vivan con nosotros,
no nos pertenecen.

Pertenecen a la vida... al futuro...
y tienen derecho a formar su futuro y decidir su vida.

Podemos darles nuestro amor,
pero no nuestros pensamientos,
porque ellos deben tener sus propios pensamientos.

Podemos dar abrigo a su cuerpo,
pero no a sus almas,
porque sus almas habitan en la mansión del mañana,
que ni aun en sueños no es permitido visitar.

Pero podemos enseñalarles el camino y enseñarles a caminar.

Podemos esforzarnos en ser como ellos,
pero no intentemos hacerlos como nosotros,
porque la vida no marcha hacía atrás,
ni se detiene en el ayer.

Pero podemos mostrarles un buen ejemplo de vida.

Hay un tiempo....


Hay un tiempo...
No dejaré pasar el tiempo, porque los hijos no esperan.
Hay un tiempo...
Lo haré lo mejor que pueda durante este tiempo, porque los hijos no esperan.
Hay un tiempo...
Este tiempo es corto, y si me descuido se me esfumará, porque los hijos no esperan.
Hay un tiempo...
Este tiempo es breve, aprovecharé cada minuto, porque los hijos no esperan.
Hay un tiempo...
No cambiar este derecho natural por la posición social, la reputación profesional o un cheque de sueldo. Una hora de dedicación puede evitar años de dolor mañana. La casa puede esperar, el auto puede esperar, la ropa puede esperar, pero los hijos no esperan. Habrá un tiempo...
Entonces será mi tiempo, yo sí puedo esperar.
Habrá un tiempo...
Entonces recogeré el fruto de haber respetado los tiempos de mis vástagos, de haber postergado los míos, de haber sido consciente de que esos tiempos eran breves y de no haberlos hecho esperar.