sábado, 23 de agosto de 2008

Soneto con sed




Leyendo un libro, un día, de repente,

hallé un ejemplo de melancolía:

Un hombre que callaba y sonreía,

muriéndose de sed junto a una fuente.


Puede ser que, mirando la corriente,

su sed fuera más triste todavía;

aunque acaso aquel hombre no bebía

por no enturbiar el agua transparente.


Y no sé más. No sé si fue un castigo,

y no recuerdo su final tampoco

aunque quizás lo aprenderé contigo;


yo, enamorado, soñador y loco,

que me muero de sed y no lo digo,

que estoy junto a la fuente y no la toco.

No hay comentarios: