Si he de vivir sin ti,
que sea duro y cruento,
la sopa fría, los zapatos rotos, o que en
mitad de la opulencia se alce la rama seca de la tos,
ladrándometu nombre deformado,
las vocales de espuma, y en los dedos
se me peguen las sábanas, y nada me dé paz.
No aprenderé por eso a quererte mejor,
pero desalojado de la felicidad
sabré cuánta me dabas con solamente
a veces estar cerca. Esto creo entenderlo,
pero me engaño:
hará falta la escarcha del dintel
para que el guarecido en el portal
comprendala luz del comedor, los manteles de leche,
y el aroma del pan que pasa su morena mano por la hendija.
Tan lejos ya de ticomo un ojo del otro,
de esta asumida adversidad
nacerá la mirada que por fin te merezca.
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