lunes, 18 de agosto de 2008

Triste tarde




He decidido excluir del tiempo
los sueños no cumplidos,
las promesas rotas,
y el sabor de tus labios.
Reprocharle tu ausencia
cada segundo
de esta existencia.
Traducir mis miedos
a lenguaje braille,
para que no dejes nunca de palparme.
Cruzar los dedos,
tocar madera,
rogarle a Dios…
vender mi alma al diablo…
Con tal que,
sólo por,
porque regreses…
de debajo de ese coche
cuyas ruedas aplastaron nuestros sueños de invierno.

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